jueves, 24 de diciembre de 2009

Marruecos 2009. Día 7: Cerca de Agoudal - Agoudal - Errachidia

Nos levantamos en medio del monte, rodeados de un bonito paisaje que la noche anterior no habíamos podido disfrutar.

Manele consiguió arrancar su moto, pero sólo aguantó un par de kilómetros, hasta que se calentó y volvió a pararse. Sólo quedaba la opción B: remolcarla con la cuerda, la misma con la que César remolcó la XT de Riki la última vez que estuvieron en Marruecos.




A veces la pista se ponía algo más complicada y había que parar a descansar un poco.




Tuvimos que enfrentarnos al Señor de la Pista




Después de unos 15 km llegamos a un albergue de montaña, donde ya nos esperaban...las noticias vuelan por la montaña, desde allí nos dijeron que todavía faltaban otros 15 para Agoudal, pero que podríamos alquilar un camión para que viniese desde all a rescatar la moto de Manele. Así que allá nos fuimos César y yo a buscar el camión.

Agoudal

El problema fue que tuvimos que esperar más de 2 horas a que apareciera el "paisa" del camión. Como era de esperar, el modelo era un prototipo 2010 que aquí todavía no ha salido al mercado.

Mientras tanto los demás esperaban en el albergue. Aquí Riki con un nuevo amigo


En las fotos no se aprecia muy bien, pero el viajecito en el camión se las trajo


Menos mal que conducía el primo marroquí de Fernando Alonso

Los compis del conductor nos ayudaron a cargar la moto en el camión


Y un rato después llegábamos al albergue de Ibrahim, un tipo muy majo por cierto, a quien no importó que estuviésemos todo el día por allí tirados y dónde comimos muy barato

Unos obreros que estaban por allí y aspiraban a entrar en la versión marroquí de Operación Triunfo fliparon con el pandeiro de César (no, me refiero a una pandeireta que compró para un amigo) y nos dieron un concierto a capela


Finalmente apareció la grúa, eran ya más de las 9 de la noche

Aquí hay que hacer un inciso paradarles algo de publicidad gratuita y merecidísima a la asistencia de carretera de Club del motorista, que recogieron la moto de Manele y la enviaron a España y a él le pusieron un hotel esa noche y un taxi al día siguiente que lo llevó hasta Nador para coger el Ferry a tiempo (nada menos que 8 horas de taxi).

Así que allí estábamos, las tantas de la noche en Agoudal. Por delante teníamos una tirada de más de 200 km por carretera de montaña hasta Errachidia, a donde los de la grúa iban a llevar a Manele.
El problema es que empezábamos a andar un poco justos de gasolina, especialmente Riki, que había consumido mucha después de remolcar la moto de Manele. Después de llamar en algunas puertas en una aldea del camino, por fin encontramos una familia que nos vendió los escasos cuatro litros que les quedaban, no sólo nos los vendieron a precio de gasolinera sino que nos invitaron a té y toda la familia estaba allí para saludarnos, de nuevo la famosa hospitalidad marroquí.

Así que de nuevo volvimos a la carretera, la típica carretera de montaña con curvas para recorrer en moto, el problema es que de noche y cansados como íbamos se hizo muy pesada, de hecho cuando sólo estábamos a unos 10 km de Errachidia (2:30 de la noche), tuvimos que parar. Nunca me había pasado en moto pero o paraba o me quedaba dormido al manillar, así que nos echamos una breve siesta en la cuneta y continuamos hasta llegar al hotel, donde nos encontramos con el bocoi durmiendo a pierna suelta.
Al día siguiente nos levantamos temprano, pues teníamos un largo camino por delante, quizá lo más épico fue el viaje de Manele en el Taxi con su chófer Robert de Niro en un espectacular remake de Taxi Driver. El día fue muy muy caluroso y llegamos cansados a Nador, pero a tiempo para coger el ferry y, sorprendentemente, casi al mismo tiempo que Manele y de Niro.

A modo de epílogo decir que fue un gran viaje por muchos motivos, al margen de viajar en compañía de mis amigos, que ya de por sí es suficiente para pasarlo bien, la gente, el paisaje y la sensación de libertad rodando a fume de carozo por la vastedad del Rekkam...hay que volver, aunque mejor en primavera.
Como decía Manele: شكرا [Shukran] (Gracias).

lunes, 14 de diciembre de 2009

Marruecos 2009. Día 6: Goulmina - Agoudal (o casi)

Habíamos acampado cerca de Goulmina y nos despertamos para descubrir una mañana estupenda, cielo azul y temperatura un poco más fresca que la anterior ya que nos aproximábamos a las montañas

Arrancamos dirección a Tinerhir. La ciudad tenía bastante animación y se asentaba en una pequeña meseta a los pies de la cual se extendía un valle ocupado por un enorme palmeral salpicado de construcciones tradicionales de adobe, por lo visto se trata de uno de los pocos grandes palmerales que no han sucumbido a cierto parásito de las palmeras


Mientras hacíamos unas comprillas por el pueblo conocimos a un súdbito de Mohammed VI que se nos acercó hablando un perfecto español, lo invitamos a tomar un café y nos estuvo contando detalles interesantes sobre la vida en un pueblo marroquí, lo mejor era su visión de España: "Jamás iría a un país en el que tenemos leyes que discriminan a los hombres y permiten a las mujeres ser más que los hombres, en cuanto estas se creen que pueden ser iguales a un hombre querrían incluso mandar en ellos".
Después del intercambio cultural, seguimos viaje hacia la garganta del Todra.
El café en Tinerhir

La entrada a la garganta


Kristof seguía valorando otras opciones

Desde Ait Hani cogimos una pista hacia el oeste que enlazaba con la garganta del Dades y desde allí giraba al  norte para llegar a Agoudal. Nos advirtieron de que la pista estaba cerrada por lo que no nos quedaba otra opción que probar...no?




La pista se complicaba por momentos y nos vimos metidos en el cauce de un río seco, una auténtica trialera, sin duda la parte más técnica de la excursión


Por el camino nos encontramos con algunas mujeres bereberes, todas nos pedían dinero, seguramente acostumbradas a recibirlo de los turistas


También cruzamos verdes valles



Un poco más adelante tomamos la pista que trepaba por la montaña hacia el norte y que nos llevaría a Agoudal




Encontramos la parte de la pista que estaba cerrada, el problema es que en varios puntos había desprendimientos y la pista estaba cubierta de tierra y piedras sueltas, pero pudimos ir avanzando lentamente...


...hasta que la Africa Twin dijo basta - bueno yo también lo diría si tuviera que cargar con Manele en 1ª y 2ª durante todo el día-, probamos unas cuantas cosas pero la moto no andaba ni para atrás


Se hizo de noche y estimamos que todavía faltaban unos 15 km de pista de montaña para Agoudal así que nos preparamos para pasar la noche en mitad de la pista (el único sitio llano al estar en medio de la montaña)

sábado, 12 de diciembre de 2009

Marruecos 2009. Día 5: Erfoud - Goulmina

Otro día caluroso en el desierto en que tiramos pista hacia el sur ansiosos por ver las famosas dunas de Erg Chebbi

Este día no hicimos demasiada ruta, hacía demasiado calor, por lo que hicimos una larga parada para comer y nos entretuvimos bastante en las dunas.
La excursión a las dunas es la típica visita turística aunque no encontramos muchos porque llegamos cuando el sol estaba pegando fuerte.
Me sorprendió el ver que muchos hostales eran gestionados por europeos, el hotel-restaurante en que comimos pertenecía a una austriaca y encontramos también a unos daneses, vamos que no debe haber diferencia entre ls dunas de Jutlandia y las del desierto marroquí















Comimos en Chez Julia, de propiedad austríaca, era un edificio tradicional de gruesas paredes de adobe, al entrar la temperatura disminuyó agradablemente un buen puñado de grados y colocamos el termómetro en la mesa para ver a cuánto estábamos: 39ºC, que fresquito!.
Nos sirvieron un delicioso Cous Cous de boda (dulce, con pasas piñones, coco) y aprovechamos los amplios cojines para descansar un par de horitas.





Pero las motos esperaban en el parking y había que seguir ruta

Los días iban pasando rápido y había que tomar una decisión: Seguir dirección sur-suroeste hacia Zagora y M'hammid o dirección oeste hacia las gargantas del Todra y del Dades. Afortunadamente tomamos rumbo oeste.
De camino hacia Goulmina, nuestro siguiente final de etapa, cruzamos algunas aldeas en las que la mayor atracción eran unos pozos tradicionales


Pero estaba atardeciendo y decidimos seguir hasta Goulmina, donde llegamos ya de noche. El pueblo estaba tomado literalmente por la gente joven que abarrotaba la calle, según nos explicaron en esta época del año se celebran muchas bodas porque los emigrantes regresan a pasar las vacaciones de verano. Sin embargo no pudimos encontrar ni un solo restaurante, afortunadamente conocimos a una mujer marroquí que se ofreció a cocinar para nosotros en la cantina de la estación de autobuses, que estaba en la calle principal a unos pasos de allí. La mujer resultó ser la señora del jefe de policía del pueblo. La cena estuvo fenomenal (brochetas y ensalada marroquí) y tan barata que sospecho que sólo nos cobraron las bebidas -de nuevo la hospitalidad marroquí-.