domingo, 29 de noviembre de 2009

Marruecos 2009. Día 2: Nador - Rekkam (cerca de El Ateouf)

Como dije, justo antes de embarcar me quedé sin batería, así que lo primero que tenía que hacer al llegar a Marruecos era encontrar una, con la suerte que nada más entrar en la ciudad ví un letrero que decía "electrisien", allí nos fuimos de cabeza. El garito era el último grito en tecnología:

Vamos, que allí no entraba una batería nueva desde que Charlton Heston rodó el planeta de los simios. El caso es que después de darle una carga rápida a una de las que tenía por allí apiladas, la montamos y arrancó perfectamente, no las tenía todas conmigo pero la batería aguantó todo el viaje y aún está hoy en la moto. Lección nº1: Aquí no nadan en la abundancia así que no se tira nada.
El electrisien era muy majo y hablaba un español bastante decente "esto era el Marruecos español" aclaró.

Rellenar la moto de gasolina: 12 €
Batería "nueva": 20 €

La cara de felicidad que se me quedó: "no tiene precio".
Cargamos agua y tiramos hacia Debdou. De camino hicimos gasolina y comimos en Taourirt, donde conocimos a un español casado con una marroquí y que nos dijo donde comer unas buenas brochetas:

...yo las tomaría un poco más pasaditas!.




En Debdou visitamos una kasbah un poco cutre que había en las afueras, no hicimos ni fotos y después bajamos al centro para pasearnos por las terrazas más pijas del pueblo, donde los lugareños intentaron explicarnos como coger la pista hacia Boudnib, lo cierto es que no tenían mucha idea, pero fueron muy amables.







Panorámica de Debdou desde la subida al altiplano del Rekkam.

 
El Plateau du Rekkam, es un altiplano que se encuentra a unos 1.700 - 2.000m de altitud, la pena es que las pistas por las que pensábamos rodar habían sido recientemente asfaltadas.
Pero una vez en el altiplano, surgieron otras preocupaciones, íbamos directos hacia una tormenta, se veían muchos rayos en el horizonte y nosotros éramos la única cosa que emergía de la corteza terrestre en muuchos kilómetros a la redonda. 


Para colmo, Manele pronunció su célebre sentencia: Los cascos de fibra actúan como una antena para los rayos, así que cierto o no, bajo el poder de la sugestión todos a sacarse el casco.

Kristoff oteando el horizonte

Afortunadamente, divisamos a la derecha de la carretera una enorme antena de telecomunicaciones, empezaba a nochecer así que decidimos acampar cerca, esperando que si nos pasase por encima la tormenta los rayos caerían sobre la antena. Así que montamos el campamento y a dormir. No nos pusimos demasiado cerca de la antena porque el cacharro estaba alimentado por un enorme generador que hacía un ruido de mil demonios, la instalación estaba rodeada por una verja y se veía un soldado montando guardia que supusimos se tenía que echar allí toda la noche.
Fotos del campamento por la mañana.

Para poder sobrevivir en el desierto hay que dormir, por eso dividimos el campamento en Campo Tranquilidad y, a cierta distancia, Campo Ronquido.

Morador de Campo Ronquido aproximándose a Campo Tranquilidad, pasamos a Defcon 2.

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