sábado, 12 de diciembre de 2009

Marruecos 2009. Día 4: Talsinnt - Erfoud

Hasta el momento la excursión estaba siendo una maravilla, ya sólo el rodar un grupo de amigos es suficiente para pasarlo bien, además la gente, la comida, los paisajes...sólo había un pero: demasiado asfalto. Pero eso pronto iba a cambiar y el cuarto día descubrimos las pistas abiertas del Rekkam, pistas rápidas que se pierden en el horizonte donde rodar horas sin pensar en nada, tirar millas por un paisaje en que se pierde la noción del tiempo.

Pero como una imagen vale más que mil palabras:





Después de dejar el "hotel", paramos a desayunar en Tajite. En el Café Rania ofrecían una alternativa creativa a los quesitos de la Vaca que Ríe: huevos cocidos...huevos en verano...con este calor...bueno esto es una aventura después de todo así que "pa´dentro".


A la salida del pueblo, hacia el suroeste encontramos el desvío a Boudnib, una pista rápida con algunas secciones de rocas y trozos de arena.

















Por el camino nos encontramos a menudo con pastores y sus rebaños, son seminómadas turnándose varias familias para pasar temporadas con el ganado viviendo en las haimas.





Enfrente de una de estas Haimas, dos niñas de unos 10 años se me acercaron y me sacaron una foto con una cámara digital, supongo que me encontraron bastante exótico, me hubiera gustado parar a visitar la familia de la Haima pero había que seguir ruta.
En medio de la llanura encontramos una pequeña colina






Mientras tomábamos unas fotos en la cima, una señoriña que habíamos visto en la base de la colina con su mula nos adelantó en un espectacular demarraje a lo Perico Delgado.

AY! ya no quedan mujeres como estas en España (quejas y comentarios femeninos por favor llamar al 906.906.906, coste de la llamada 2,95 €/minuto, duración mínima de la llamada 25 minutos).


Siguiendo su estela iniciamos el descenso, el camino se convirtió en una trialera en la que Manele descubrió las espléndidas cualidades de su Africa Twin.






Empezaba a apretar el calorcillo, así que nos alegramos de encontrar un Oasis






Por el medio del oasis se abría camino un pequeño curso de agua que venía del interior de la montaña y desembocaba en un estanque en el que abrevaba el ganado, un paisano que se acercó a beber nos animó a echar un trago, pero sólo Manele le echó valor y bebió una poca, hay que decir que culquiera de nosotros habría caído al suelo víctima de violentas convulsiones y se habría pasado el resto del día en comunión con la naturaleza, pero Manele que había venido dispuesto a "reventar el organismo" aguantó sin inmutarse.

Ya en Boudnib, nos metimos un exquisito Tajin de cordero entre pecho y espalda

El restaurante de Boudnib


Empezaba a hacer calor en Boudnib, lo que me recuerda que tengo que daros el siguiente Consejo para una agradable estancia en el desierto: Si tienes una sóla brújula y está montada sobre una base de plástico, no la dejes al sol encima de la moto mientras comes (nota para futuros viajes: el plástico de las brújulas se derrite a 53ºC).
Una de las preocupaciones cuando planeamos este viaje (los que alguna vez nos preocupamos por algo), era que iba a hacer calor, sin embargo sí es cierto que con una humedad relativa inferior al 10% se aguantaba bastante bien el calor, el secreto: Beber como una esponja aunque no tengas sed(5-6 litros al día mínimo), usar ropa adecuada (cazadoras de rejilla, es realmente como no llevar nada) y descansar en las horas centrales del día.


Después de comer había que ponerse de nuevo en marcha, el problema es que empezábamos a ir escasos de gasolina y todavía teníamos bastantes kilómetros de arena por delante pero...en Boudnib no hay gasolinera...
Pas probleme!, después de investigar un poco dimos con un tipo que vendía gasolina, nos habían prevenido de la calidad variable del combustible que se vende en la calle, pero el dueño del restaurante en el que comimos nos aseguró que era de buena calidad, (quién iba a dudar de su juicio) así que allá nos fuimos a su garito.






Lo siguiente era encontrar la pista a Erfoud, para ahorrar tiempo y posibles errores nos dejamos guiar por unos chicos que conocimos en la gasolinera


La pista empezaba justo después de vadear un riachuelo




De nuevo una pista rápida nos adentraba en la vastedad del desierto, sólo paramos cuando nos encontramos con "nuestros" primeros camellos, perdón, dromedarios.







Después de más de una hora de pista rápida por el desierto sin ver un alma, de sabe Dios dónde aparece un chavalín pastoreando los camellos...bueno por lo menos tenía una bici

Llegando a Erfoud nos encontramos con el lecho arenoso de un río seco, en algunos sitios la arena era algo profunda así que nos entreuvimos un rato para pasarlo...gas a tope, trayectoria recta y a levantar arena



Quién quiere ir primero?





Ya cerca de Erfoud encontramos un río donde nos pudimos dar nuestro baño diario, la corriente era algo fuerte pero los indígenas se estaban bañando por allí, por lo que no debía ser peligroso.

A Erfoud llegamos de noche, a pesar de lo cual el calor no cedía y cenamos en uno de los muchos restaurantes. Se notaba que Erfoud era una ciudad turística y la gente se acercaba a tí para ofrecerte habitaciones y sitios para cenar, no es que fueran demasiado pesados, pero acostumbrados a la libertad y la soledad del desierto no resultaba agradable, el deesierto es así te convierte en un ser asocial, jajaj.

Foto nocturna de Erfoud (no muy buena)

1 comentario:

  1. Que ayer puse un comentario pero no aparece :P que te decía que me estoy riendo mucho con el blog, y que me encanta! de verdad se puede encontrar un oasis así? surgiendo de la nada? qué maravilla! y vaya buena pinta la comida! seguro que encontraste tú el 'restaurante' ;) y me encanta la cara de Ricki mientras le echan la gasofa esa de botellón :)

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